29.6.16

Borrador #1 (pasado, pisado)





Escribi un poema esta mañana
para recordarme que ya no te quiero.
La rompí enseguida porque puedo mentir a otros
pero no a mí misma.

A veces me pregunto cómo habría sido mi vida,
si nunca te hubiera conocido
y la palabra "triste" no suena en mi interior
Quizás sí "vacía" o  "incompleta"
aunque pienso que no puedes echar de menos
algo que nunca has conocido.
¿Verdad?

Hay días en los que me planteo juegos:
voy andando como una niña,
sin pisar ninguna linea de las que unen los baldosones de las aceras
y pienso muy muy fuerte que si no lo hago
vas a sentirme
vas a llamarme
Y luego llega el verano
y me acuerdo de ese día de julio
(el último)
en el que me abrazaste y me dijiste "Adios, Z"
Y nada más.

La espera es larga cuando no sabes lo que esperas
la partida es aún peor, porque se lleva algo de ti
en la calle hace frío, la lluvia moja mi pelo
y yo quiero que corras mi tinta con tus dedos

Una mano roza a la otra,
y se unen en un cosquilleo delicioso
y me vienen sabores a chocolate y a café
pero sólo te estoy cogiendo de la mano

Más de mil y una noches




El vacío inocuo que me propone tu presencia 

contiene mil millones de matices imperceptibles que 
mi inocencia no consigue descifrar
en el vaivén del tren que mece mis noches revivo tu olor con mis manos. 
carentes de tu tacto, impregnadas de tu amor
que no conoce la saciedad como punto de encuentro
que no contemplan la falta como posibilidad
y mientras el sueño se apodera de mi percepción
la realidad se torna tangible
tu silueta se dibuja una y mil veces dentro de mi mente, 
convirtiéndote en mi confabulación favorita.

***


Me gustaría tenerte entre mis piernas ciento y mil días

y que la miel que chorrean tus poros se me pegara en el pelo,
mientras lo chupas
Querría, con un chasqueo de dedos, que te hicieras presente
aquí y ahora
y me penetraras con el recuerdo de esas noches 
(de esa noche)
en la que el balanceo de nuestros cuerpos cantó la más tierna canción
y la oscuridad nocturna devenida en amanecer
contemplaba el gozo de dos lenguas
que lo decían todo, sin hablar
de varios dedos inmiscuidos en lugares inoportunos
de tus ojos, de los míos
en blanco, sin color.

Esta noche de junio o cualquier otra en la que haga calor.

Esta noche o cualquiera en la que deseo que estés aquí.