7.8.14

Desafinado


Una tarde de verano fui a comprar un disco a una disquería y cuál sería mi sorpresa al darme cuenta de que tú estabas allí,  igual que yo.
Tú buscabas otro grupo, otro sonido, otro género. Otra música sonaba en tu interior.
Pero yo allí te vi allí y sólo me quedé con la impresión que me dio tu musicalidad.

Intenté oírte hablar, escucharte cómo sonabas, pero estabas demasiado abstraído en tu tarea de buscar y buscar.
"Cuántas veces buscamos para no encontrar y al revés" - me pregunté de repente y tuve que darme prisa porque en mi ensoñación te perdí de vista.
Cuando por fin te volví a divisar, te había cambiado la cara: te veías rebosante de felicidad, con tu disco de Black Sabbath debajo del brazo. 
En ese preciso instante, mágico e impredecible, agarré el primer vinilo que encontré, ¡qué mala suerte que era del Trío Los Panchos! y me aposté detrás de ti en la cola para pagar.

Mi única motivación era oírte hablar, escuchar tu música, No pretendía nada más.
Segundos interminables pasaron hasta que el dependiente te preguntó: 
"¿Cómo me va a pagar?
 y en ese momento se detuvo el tiempo en mi cabeza. 
"En efectivo" - te escuché decir,  con el timbre de voz más desafinado que había oído en toda la historia de mi vida.

Decepcionada, abandoné mi vinilo del Trío Los Panchos y me apresuré hacia la salida, como si de repente hubiese recordado que llegaba tarde a una cita. 
Yo era muda, pero sorda definitivamente no.




No hay comentarios:

Publicar un comentario

Exprésate