Hoy me he imaginado una escena dentro de la trama de vida "single" solitaria:
Imaginé estar sentada en el metro, leyendo mi "Manual de Psicomagia", cuando un niño (podría ser una niña, no afecta a la trama en absoluto) se me acerca y se sienta a mi lado. Tendría unos seis o siete años, los suficientes como para mantener una conversación coherente con un adulto pero aún así ser capaz de dejarte pasmada y con la boca abierta con su inocente espontaneidad.
Digamos que me observa durante unos instantes antes de que yo note su presencia y retire mi mirada de la lectura, buscando sus ojos (podéis añadir el color que os plazca, tampoco me influye en la idea). Es entonces cuando, de manera entrañable, posa su manita rosada en mi pierna derecha y se dirige a mí en perfecto castellano (este detalle si es mandatorio):
Él (o ella): - "¿Qué quieres ser cuando seas grande?"
Me quedo muda unos microsegundos y le sonrío nerviosamente antes de elegir mi respuesta. Entonces le contesto: - "Aún no lo he decidido."
Después de este delicioso paréntesis, vuelvo a mi rutina solitaria -y aburrida- de oficina.
Suena "Move on" de Jet.
Buenas tardes.