30.7.14

El ídolo


Conjura placer y dolor
e involúcrame en tu historia, 
aunque jamás te haya conocido
Déjame creerme parte 
de esa joven vida 
y de esa desdichada muerte
De esos cielos sin estrellas,
de esa Luna sin Sol.
Déjame cantar tu canción 
o hacer mío tu soneto
y que las palabras ahoguen mi garganta
como un mar que ha ennegrecido por la tormenta.
Y que el silencio perpetuo de las mañanas quietas
griten el ruido mudo de aquello que fuiste incapaz de decir
y que se apropie de mis sentidos 
y que los haga suyos, 
como instrumentos.

Bendita locura
del ruido eterno.






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