4.8.13

Lo efímero de la felicidad



Agosto siempre es un mes malo para mí. La ciudad se queda vacía, el ritmo baja vertiginosamente y el espejismo de pseudo-tranquilidad que se respira en el ambiente a mi, curiosamente, me altera.

No soy yo misma durante el mes de agosto. Madrid me escupe como una vagina eyaculando. Me echa fuera, no me quiere dentro de ella. Pero no puedo hacer otra cosa y me veo en la tesitura de tener que empujarla hacia dentro otra vez para que se apiade de mí y me deje quedarme.

***

Este agosto está siendo un mes particularmente raro  para mí porque veo que se avecinan cambios. 
Soy absolutamente incapaz de precisar cómo lo sé o de dónde vendrán esos cambios. Solo sé que están ahí y que son parte del futuro escrito que no podemos cambiar, aunque nos obstinemos. Los yankees tienen una expresión estupenda para designar ese suceso del que hablo: "meant to be", lo llaman ("destinado a ser"). Así que, como decía antes, esa parte del futuro va a suceder aunque me encierre en lo alto de una torre en la isla más recóndita y desierta de este mundo.

Creo que mundo es una palabra amplia y maravillosa. Se me llena la boca cada vez que la digo, aunque no es como universo que me evoca otro tipo de sensación: como más brillante y espacial, sino que "mundo" me suena familiar, a hogar cálido y cómodo.  A sitio al que volver después de un día largo.

Pensándolo bien, agosto puede ser un buen mes para reconstruir mi mundo maltrecho. 
La gente no está, por lo tanto te olvida y yo, ahora mismo, necesito que todos me olviden. Quiero mirarme el espejo y que este me devuelva una imagen de mí, la que sea, y durante el mes de agosto afanarme en hacerla cada vez más bonita a mis ojos.
Volver a construir los cimientos de mi mundo y abstraerme de lo mundano, de lo que está "en el mundo real". 

Así es como lo haré. Es la única manera que encuentro y que conozco de sanar lo que está enfermo. 

Hoy cuelgo mi cartel de "cerrado por vacaciones", aunque me quede en Madrid -a la fuerza- y me toque trabajar.

¡Feliz verano para mí!